La crisis de Grecia sigue su proceso y está repercutiendo sobre las principales economías de los países imperialistas (Wall Street tuvo su mayor caída en los últimos meses al igual que indicadores de la actividad económica como el Dow Jones o el Nasdaq). Su onda expansiva ya está afectando a la región como lo demuestran las operaciones económicas en las bolsas de valores de México, San Pablo y Buenos Aires. La tendencia es que las siguientes economías europeas afectadas sean Portugal y España, incentivadas por rumores que buscan afectar a la llamada eurozona.
Para los que no creen que las contradicciones interimperialistas existen éste es un buen ejemplo para ver cómo algunos esperan quedarse con los despojos sin que les importen las consecuencias sociales que la crisis tendrá en estos países.
Las soluciones a la crisis, impuestas por el gobierno griego a costa de los sectores subalternos han generado una respuesta masiva de los trabajadores y el pueblo. Este enfrentamiento organizado ante las medidas de recorte fiscal y reducción salarial es una señal positiva en un continente en donde la derecha ha preponderado en los últimos tiempos. Este cambio cualitativo lo tienen claro las clases dominantes que no han dudado en reprimir ferozmente estas manifestaciones.
La crisis de superproducción que hoy asuela al planeta la pronosticamos hace ya unos años y en soledad planteamos que la «burbuja» iba a estallar en el sector inmobiliario para luego incidir en el sector financiero. A partir de este análisis demostramos la necesidad de ir tomando medidas de corto y mediano plazo a fin de preparamos para que la crisis no cayera sobre nuestro pueblo.
Algunas se ejecutaron en el anterior período de gobierno pero son aún insuficientes. En tal sentido es fundamental profundizar las relaciones con nuestros vecinos más cercanos y ya hemos saludado la actividad de nuestro Presidente reafirmando esta unidad. Una unidad de pueblos y gobiernos latinoamericanos es un paso necesario para ir generando un desarrollo cada vez menos dependiente.
Como es esperable, la oposición política de nuestro país, -a la que le gusta hacer los mandados a los EEUU-, ahora se queja de que no mantengamos el veto a la designación de Néstor Kirchner a la presidencia de UNASUR. Designación con la que estaban de acuerdo los restantes países, y no es menor señalarlo. Uno siempre se debe preguntar a quién le sirve que dos países hermanos sigan teniendo tensas relaciones. Sumado a esta inserción regional, necesitamos un papel cada vez más activo del Estado en el sector productivo.
Compartimos el discurso del 1º de Mayo en el cual el PITCNT planteó dar prioridad al desarrollo de la infraestructura, en especial la matriz energética y la complementariedad industrial con la región. Es necesario un desarrollo productivo que incorpore valor agregado a nuestras exportaciones. Los trabajadores organizados nos recordaron que «Hay 200 mil uruguayos viviendo en asentamientos, 400 mil hacinados, cerca de 900 mil que habitan en viviendas con problemas estructurales. Eso nos ubica, como sociedad, en un enorme desafío » en donde « año tras año el déficit habitacional se agranda, producto de la expulsión de trabajadores a la periferia».
Cumplir con la satisfacción de este derecho constitucional necesita de un presupuesto acorde con las metas propuestas. Seguramente la oposición volverá a insistir sobre la necesidad de reducir el Estado. Un observador atento puede ver cómo en los actuales «spot» de la campaña municipal insisten sobre la reducción de los impuestos.
Sin embargo, la eliminación de algunos impuestos es una las premisas del neoliberalismo que justificaban la reducción de la inversión social. Un planteo de Estado antisolidario en donde lo importante es salvarse uno mismo. Sus discursos apuntan a un sector de la población de buenos o aceptables ingresos, haciéndoles creer que lo que ellos aportan a la sociedad a través de los impuestos no es recompensado en igual medida en servicios.
Es una falacia que la realidad cotidiana popular denuncia por sí misma. Tampoco podemos caer en la trampa de discutir la reforma democrática del Estado sólo desde la gestión o eficiencia del mismo.
Razonamiento que siempre apunta a que el problema se encuentra en los trabajadores públicos. Que es necesario mejorar la gestión nadie lo duda, pero ello necesita el compromiso de los trabajadores con el proyecto. Su participación es fundamental tanto por concepción como porque las acciones concretas dependen de ellos. Se trata de cómo logramos que el conjunto de los funcionarios se identifiquen a sí mismos como servidores públicos.
El Estado es un instrumento de dominio de clase, que no se encuentra al margen de las luchas que existen en la sociedad. Su transformación no puede ser analizada sin tener en cuenta este origen ni el objetivo que tenemos al modificarlo. Se trata de ampliar los espacios de participación ciudadana de gestión directa de los uruguayos.
Por eso la reforma no puede ser parcial o segmentada y necesita de una amplia discusión para que las reformas sean asumidas, defendidas e impulsadas por la población. Este domingo se votarán, junto con los intendentes, decenas de alcaldías. El instrumento descentralizante no es válido por si solo; necesita contar con una población organizada en cada municipio que con su protagonismo apoye y controle su trabajo.
No dudamos de que el Frente Amplio logrará gobernar más Departamentos. Comenzará al mismo tiempo la experiencia en varios municipios del Interior. En tanto ello significara una renovación de confianza de nuestro pueblo, demandará un mayor compromiso de los frenteamplistas con su programa, el desarrollo del mismo tanto como el fortalecimiento de su organización desplegada en la estructura interna ya existente y en todas las tareas implicadas en los nuevos desafíos institucionales.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario