viernes, 30 de abril de 2010

1º de Mayo: A más justicia social y protagonismo popular. (30 de Abril 2010).




Hace 30 años la dictadura creyó que tenía la fuerza suficiente, -y este razonamiento se respaldaba en los miles de exiliados y presos que nuestro país tenía-, para poder dar un golpe moral en la conciencia de la clase obrera. Así fue como se les ocurrió trasladar el 1º de Mayo para otra fecha, esperando que nada pasaría o que la acción popular fuera tan minúscula que permitiera reforzar la represión selectiva. La respuesta del pueblo organizado, aun en la clandestinidad, hizo fracasar la iniciativa y el 1º de Mayo se conmemoró de miles de formas diferentes durante el fascismo institucionalizado. La reacción -de resistencia activa- fue tan masiva que permitió tensar las fuerzas para la lucha que en 1980 culminaría en la victoria del NO en el plebiscito. Más allá de la propaganda masiva a favor del SI, el pueblo uruguayo se opuso a la aprobación de una Constitución de contenido fascista. La victoria del No marcó un hecho inédito a nivel mundial, al ser derrotada una dictadura que pretendió fijar las reglas y los tiempos. Enfrentaba así a una dictadura que venía aplicando, en medio de la más feroz represión, las recetas de los “chicago boys”. La estrategia neoliberal que se desarrollaba en ese momento, había comenzado bajo el gobierno de Bordaberry, se implantó en la dictadura y luego de ella, la profundizaron los gobiernos de Sanguinetti, Lacalle y Batlle. Los trabajadores y el pueblo organizado la enfrentaron con amplia movilización que logró detener los aspectos más devastadores del impulso privatista de los años 90. Algo que nos convirtió nuevamente en un país que era orgullo en el plano regional por el grado de organización y conciencia de los trabajadores y el pueblo. En el centro de todas estas luchas estuvo el movimiento obrero organizado. Los frenteamplistas no podemos olvidar que estos hechos forman parte del rico proceso de acumulación que permitió el triunfo electoral en 2004 y 2009. Saludamos desde aquí a esta nueva conmemoración de la lucha de los trabajadores por una sociedad más justa, sin explotados ni explotadores. Un 1º de Mayo enmarcado en una crisis de superproducción del sistema capitalista expresada en forma financiera. Para comprenderlo, alcanza lo que sucede en Grecia, donde ya se adoptaron medidas como el alza del IVA y recortes salariales, y los organismos financieros buscan que se recorten aún más los gastos fiscales. La obvia finalidad es trasladar los costes de la crisis a los sectores menos privilegiados. Por tanto no sorprende que los empresarios uruguayos quieran modificar las relaciones salariales para fijarlas en función de la productividad y no del aumento de los precios al consumo. Quieren hacer recaer sobre nuestro pueblo los costos, para mantener su cuota de ganancia. La campaña nacional pasada mostró claramente que la victoria de Lacalle significaba la interrupción y el retroceso de los logros sociales, económicos y políticos alcanzados en este período. Como los llamados partidos tradicionales representan los intereses de las clases dominantes, la actual campaña departamental repite los mismos esquemas conservadores, en el peor sentido de la palabra. Los spot de los candidatos de la oposición en Montevideo trabajan sobre los prejuicios y los temores. Tratan de cosechar lo sembrado en décadas de neoliberalismo. Si siguiéramos sus propuestas el resultado sería una sociedad policial. La solución que plantean para los problemas es el aumento de la represión. Idea que repite la noción de “estado juez y gendarme” del liberalismo clásico. Sin embargo, a veces una mala costumbre puede llevar a no enfrentarla e incluso, en el peor de los casos, aceptarla como viable. Nadie niega que la pasta base sea un flagelo en nuestra sociedad o que hay que combatir el crimen en sus diferentes formas; pero ello no se hace a través de la estigmatización de la pobreza o los jóvenes. Lo que los candidatos de los llamados partidos tradicionales no dicen es que el grado de exclusión en que vivieron muchos de los jóvenes que hoy delinquen es fruto de la estrategia neoliberal llevada a cabo por ellos. Fue con nuestro gobierno del FA que empezamos a atacar la indigencia y la pobreza con políticas que reivindicaron el carácter de sujetos activos de su propia transformación, a través de la inserción de uruguayos primero en el Plan de Emergencia y luego en el Plan de Equidad. La insistencia sobre el país productivo con justicia social y profundización democrática, tiene que ver también con la inclusión de cientos y miles de uruguayos en el mundo del trabajo digno. Es indudable que algunas de estas medidas, más allá de la mejoras inmediatas de la situación de vida, tendrán efecto en el mediano y largo plazo en la reestructura del entretejido social. En tal sentido el programa del FA aprobado en el V Congreso Extraordinario “Zelmar Michelini” se plantea el “Fortalecimiento del INAU como Organismo Rector de la Política de Infancia y Adolescencia”, con mayores capacidades institucionales en la orientación, diseño, seguimiento, control de la gestión de las instituciones privadas y organizaciones sociales, “así como la articulación con las instituciones públicas del Sistema de Protección Social, Educación, Salud y Justicia entre otras”. “Profundizar el cambio interno, en consonancia con el proceso de transformación del Estado, revisando las políticas de recursos humanos, los cargos de confianza (incluir los Jefes Departamentales); sistema de remuneraciones, mejoramiento de los niveles técnicos y profesionales. Desarrollar una consistente política comunicacional orientada a la promoción y protección de una cultura de derechos que cuestione los estereotipos asociados a la infancia y adolescencia”. Por otra parte, el Congreso que es norma del programa de gobierno, resolvió el fortalecimiento de la política de diálogo con las organizaciones sociales y populares (movimiento sindical, cooperativo, entre otros) “a través de mesas de debate y la política de convenios que mejore los mecanismos de transferencia de fondos, supervisión, control y evaluación de los proyectos, consolidando el papel del estado como contralor de la calidad de los servicios mercerizados”. Se propone a su vez dar solidez a las redes de promoción y protección a niños, adolescentes y familias, “con énfasis en el trabajo territorial”. Una atención integral a los niños en su primera infancia “a través del fortalecimiento de una red de servicios público – privados”. Y por tanto, avanzar en los mecanismos vinculados a la adopción, agilitando trámites en el marco del respeto de los derechos de los niños. Establece también el Congreso la necesidad de “multiplicar los equipos de trabajo y los centros de atención en todo el país, priorizando, desde el punto de vista temático: adolescencia, adicciones, maltrato y abuso, situaciones de calle, atención en situaciones de crisis o abandono familiar”. Y se establecen prioridades geográficas: “Montevideo, Canelones y ciudades que no son capitales departamentales”. Se destacan los apoyos para la “inserción autónoma de los adolescentes que egresan del ‘Sistema INAU´: educación, trabajo, vivienda, vínculos familiares. Promover el trabajo con medidas socio-educativas para adolescentes que presenten problemas en relación a la observancia de la ley, y definir la inserción institucional del sistema de ejecución de medidas para adolescentes que cometieron infracciones a la ley, fundamentalmente en las situaciones que requieren privación de libertad”. Se resalta que la ejecución de medidas privativas de libertad de los adolescentes “son una responsabilidad indelegable del Estado, manteniéndose en la actualidad la edad de imputabilidad” de los mismos. Asimismo, “desarrollar una política articulada con el Sistema Judicial y el Ministerio del Interior para las situaciones de adolescentes con privación de libertad, fortaleciendo los dispositivos institucionales con medidas de atención integral a la salud, socioeducativa y recreativa en ámbitos de pequeño porte”. Estas son medidas primarias que debemos tomar y que la derecha siga ladrando. Nuestro interés es mejorar la calidad de vida del pueblo, su bienestar. Sin recortes democráticos, sino por el contrario con más democracia, justicia social, participación popular.

viernes, 23 de abril de 2010

Las patas de la sota (23 de Abril 2010)



El martes 20 de este mes, el juez Fernández Lecchini sentenció a Juan Carlos Blanco a 20 años de prisión, por el caso de la desaparición de Elena Quinteros. Pese a que la fiscal Mirtha Guianze había pedido la condena por el delito de desaparición forzada, Lecchini concibió que correspondía el de homicidio especialmente agravado. Con esta resolución la Justicia uruguaya sigue, sin duda, en el camino de procesar a aquellos que violaron los derechos humanos durante el proceso de la dictadura y sus antecedentes notorios. Sin embargo la existencia de la Ley de Impunidad no permite profundizar este proceso de verdad y justicia. No obstante habremos de insistir en los adeudos de nuestra legislación respecto de las recomendaciones internacionales que son contundentes en cuanto a la desaparición forzada de personas como un delito de lesa humanidad. Y en ese sentido seguiremos insistiendo en la necesidad de liquidar toda forma de impunidad sobre esos delitos, así como la exigencia de toda la verdad necesaria a los fines de la justicia imprescindible.
Procede en su aprovechable beneficio –a virtud de la sobreviviente ley de impunidad- el editorial del jueves 22 del vocero principal del Partido Nacional, “El País”, titulado “La lección de Garzón”. Se relaciona con la situación que vive el juez español ante una posible condena de inhabilitación, por declararse competente para investigar los casos de desapariciones y enterramiento en fosas comunes del franquismo.
Al respecto es necesario recordar que Franco se impuso a sangre y fuego sobre una república popular, y que lo hizo apoyado por el nacifascimo. Alemania e Italia experimentaron en tierras españolas las armas y las tácticas que luego utilizarían en la segunda guerra mundial frente a la indiferencia de los gobiernos de las potencias capitalistas.
El mencionado artículo editorial de El País trata de mostrarnos a la sociedad española dividida en torno al tema. Se afirma que la “lección fundamental de este caso” es que “la "judicialización" de la política, o al revés, la politización de la justicia, son caminos que inevitablemente llevan “a mal destino”. Que los procesos políticos absolutamente excepcionales, como fue la guerra civil española, el franquismo, o las guerras sucias en América Latina, deben ser resueltos por las sociedades afectadas por medios también políticos. Y no se trata aquí (en este momento) de tomar una posición en favor de las amnistías como en España, o de los procesos como en Argentina. Pero las democracias necesitan poderes judiciales confiables, independientes y que den garantías a todos. Cuando eso se pierde es muy difícil volver atrás.
Se trata de un drama que no es ajeno a nuestra región, donde abundan los casos de dirigentes que al no poder lograr sus fines por medios políticos, pretenden usar a la Justicia como “arma para imponer sus objetivos”.
Obviamente lo que el editorialista no quiere, y con él la oligarquía, es que se siga investigando. La historia reciente les pesa, porque la dictadura fascista tuvo en sus inicios y desarrollo la participación de dirigentes de ese partido.
Ahora todos quieren desmarcarse de su pasado, nadie es responsable de la situación en la que encontramos el país hace cinco años –después de la vuelta a la democracia pero con gobierno y poder en sus manos-.
Un ejemplo del pretendido desenmascaramiento son los trapitos al sol que han aparecido en la polémica que, directa o indirectamente a través de facebook, han protagonizado los dirigentes blancos y colorados. Demostración de cómo quieren desligarse de las consecuencias del neoliberalismo llevado a cabo por sus partidos.
Trabajar sobre la desmemoria siempre sirve a los intereses de las clases dominantes.
En Montevideo, la campaña de los candidatos de los llamados partidos tradicionales, apunta con su propaganda y discursos a la desmemoria de la ciudadanía de los logros de estos 20 años de gestión municipal. Además hincan el diente en la interna frenteamplista buscando divisiones internas y por último recurren al viejo caballito fundamentalmente anticomunista.
No es tarea sencilla reflexionar sobre los cambios que se han producido en la capital, cuando por lo menos una generación no vivió el Montevideo colorado. Un gobierno municipal de claro contenido social como lo demuestran sus policlínicas, su apoyo a las escuelas o el boleto subsidiado en el marco de 15 años en los cuales el Poder Ejecutivo –en manos blanquicoloradas- le dio la espalda. Un FA que apuntó desde el inicio a la participación ciudadana a través de la descentralización.
Sin duda tenemos aspectos a seguir mejorando en limpieza, transporte, inversión y contribución.
Como dice Ana Olivera, -nuestra candidata a presidir la Intendencia montevideana- se tiene que crear un nuevo plan director en el caso de la limpieza teniendo presente que hoy se produce el 30 % más de basura que al inicio de la presente gestión.
El Plan de Movilidad Urbana que se inició con Erlich permite a miles de montevideanos abaratar el costo de su transporte y hacerlo más eficiente, se va a fortalecer.
La futura intendenta de Montevideo sabe, no sólo por su participación en la gestión municipal sino como viceministra del MIDES durante 5 años, que las políticas sociales son una responsabilidad compartida entre el gobierno nacional, los gobiernos departamentales y a partir de esta elección, los gobiernos municipales. No hay que olvidar que las 21 policlínicas municipales que existen ya están actuando coordinadamente con el MSP.
El hincapié que los candidatos blanquicolorados hacen sobre los impuestos olvida mencionar cómo se ha reducido la contribución inmobiliaria en este período o que el acuerdo de las patentes fue violado por intendentes de sus partidos políticos. Es muy fácil tener una patente de rodados barata cuando la caminería que se rompe es de otro departamento.
A ello se suma que algunos candidatos de la oposición levantan el tema de la seguridad, de la misma forma en que lo hicieron en la campaña nacional, haciendo propuestas inadmisibles en tanto se adjudican a las Intendencias funciones que no le competen.
En el caso de Montevideo –no exclusivo- no contentos con esto buscan generar divisiones internas aprovechando rendijas que dejamos abiertas. La propaganda que ellos están realizando se dirige a ganar votos de ciudadanos descontentos. Su objetivo es que tengamos la menor votación posible y por lo tanto un menor peso en la Junta Departamental. Saben que pierden y nosotros sabemos que ganamos, lo que tiene como consecuencia el problema de no poner toda la carne en el asador a la hora de buscar convencer a los montevideanos.
Sabemos –al menos en Montevideo- que en las diferentes coordinadoras puede haber y de hecho los hay, compañeros que no acuerdan con el candidato a votar en su zona para alcalde. Creemos que están viendo el árbol y no el bosque. Porque si algo para nosotros está fuera de duda, es que los alcaldes defenderán el programa del FA. Su elección fue fruto de un trabajoso proceso de discusión que permitió, en los mayores casos en que se pudo, una salida unitaria y no la dispersión de candidaturas. Los hombres y mujeres que encabezan estos procesos le podrán dar una impronta particular, en tanto son individuos. Pero lo esencial es la organización, el trabajo en conjunto y sobre todo que ello sea basado estrictamente en el programa departamental.
Hay que ver las patas de la sota para no caer en sus trampas. Nos quedan dos semanas de intenso trabajo. Sin perder tiempo entonces, salgamos a ganar para nuestro pueblo la mayor cantidad de intendencias y municipios que respondan a sus legítimos intereses.

jueves, 15 de abril de 2010

Siempre comprometidos (16 de Abril 2010)



“Los señoritos invocan la libertad, el pueblo no la nombra pero la defiende con su sangre” Antonio Machado.


En las últimas semanas se ha intensificado la discusión sobre el gobierno de Cuba y su proceder. En el contenido expuesto se pueden observar tanto los intereses espurios de la derecha como también la falta de comprensión, por parte de algunos compañeros, de lo que significa construir el socialismo en el marco de más 40 años de bloqueo por parte de la potencia del norte. Tratar de aislar la discusión del ataque permanente del imperialismo norteamericano lleva a cometer errores de apreciación. En la historia de la Revolución cubana jamás se ha torturado a un solo preso, nunca hubo un desaparecido ni ninguna ejecución extrajudicial; sí los hubo en territorio cubano, pero precisamente en la base estadounidense de Guantánamo, cuestión que callan aquellos que hoy critican al gobierno revolucionario para justificar una intromisión en los asuntos internos del pueblo cubano, contrariando los principios universales de no intervención y autodeterminación de los pueblos definidos en la carta constitutiva de las Naciones Unidas. Una hermana República de Cuba que en todos estos años de revolución siempre se mostró solidaria con los pueblos del mundo. Incluso, por supuesto, el de EE.UU. como lo demuestra el ofrecimiento de ayuda médica en las catástrofes que le toco vivir a ese país en los últimos tiempos (por ejemplo, el Katrina o los atentados del 11 de setiembre). Hoy, el ataque organizado por la derecha, busca conformar un cerco mediático. Como siempre el objetivo es destruir a una revolución que no sirve a los intereses imperialistas. Una Cuba que se mantuvo incólume, como ejemplo para la lucha de liberación de los pueblos, en el peor momento del movimiento revolucionario. Que favoreció por su actitud heroica y su solidaridad continua el giro a la izquierda que vive nuestro continente. No le sirve al imperio que Cuba haya estado encabezando los procesos de unidad latinoamericana. Les duele Cuba, porque demuestra que en los peores momentos económicos su gobierno se aseguró de garantizar siempre las necesidades básicas de su pueblo. Sepan, hermanos cubanos, que este semanario estará siempre del lado de su lucha por el socialismo. Como lo estuvimos cuando nadie creía que esos jóvenes de la Sierra Maestra pudieran triunfar también hoy, cuando algunos se olvidan de lo que la revolución ha significado y sigue significando para el movimiento popular. Movimiento popular en el que siempre hemos estado presentes. Así lo demuestra la entrega de miles de hombres y mujeres, conocidos y anónimos, que ayudaron a construir el proceso de acumulación de fuerzas que llevó al FA al gobierno. Este sábado 17 de abril se recordará con un acto a los ocho obreros comunistas asesinados durante el gobierno de Bordaberry. Este fusilamiento no fue una eventualidad, las clases dominantes buscaban cortar a sangre y fuego el proceso creciente del pueblo uruguayo organizado. Querían que entráramos en un enfrentamiento directo con las FFAA y la Policía. No hay que olvidar que unos días antes las fuerzas represivas habían invadido una reunión de cientos de jóvenes comunistas. Estaban esas fuerzas dispuestas a hacer una masacre, que se evitó por la disciplina de los comunistas reunidos y la rápida acción de los legisladores democráticos. Rubén López, Héctor Cervelli, Raúl Gancio, Elman Fernández, Luis Mendiola, Ricardo González, Washington Sena, Ramón Abreu cayeron en la lucha contra el fascismo que empezaba a ganar espacios en diferentes instrumentos del Estado. Un fascismo que aunque lo logró en otros países, no fue capaz de generarse aquí una base social porque fue constante y consecuente la acción de nuestro pueblo organizado. Los ocho compañeros fusilados el 17 de abril de 1972 fueron trabajadores que como otros miles estuvieron en la forja de las herramientas unitarias que hoy permiten los cambios. El acto de la 20 conmemora la lucha por la vida y la entrega cotidiana por el mundo del pan y de las rosas. Recuerda en forma constante que nuestro compromiso es por el socialismo, por una transformación radical de la sociedad, por un cambio de clases en el poder. Hoy, cuando desde distintos ámbitos se busca mellar el compromiso y la militancia política; cuando se pretende adjudicar el carácter de obsoleta a la discusión franca, colectiva y directa como forma de resolver las contradicciones, el acto de la 20 es una reafirmación de nuestro compromiso con el pueblo. Somos parte de una fuerza política democrática, que discute a lo largo y ancho del país sus definiciones. Proceso democrático forjado y desarrollado por cientos de militantes anónimos. En esa concepción se han formado los militantes de izquierda históricamente y lo seguirán haciendo pese a las campañas de derecha que quieren ver en el debate democrático, divisiones y enfrentamientos entre compañeros. Hoy el conjunto de los frenteamplistas debemos comprender que más allá de enojos o incomprensiones, la batalla hacia mayo es una confrontación entre el proyecto de la derecha y el popular. En esta batalla no hay momento para vacilaciones, necesitamos que todos juntos peleemos para lograr una mayor votación en cada unos de los departamentos. Es imprescindible seguir avanzando en la conquista de espacios de poder. Cada uno de nosotros hace falta. Cada uno de nosotros es importante. Y por ello de lo que se trata, es de redoblar esfuerzos. Porque nuestro compromiso es de siempre, y los objetivos son supremos.

jueves, 8 de abril de 2010

Redoblar el esfuerzo en cuadro apretado (9 de Abril, 2010)



“Ya no podemos ser el pueblo de hojas, que vive en el aire, con la copa cargada de flor, restallando o zumbando, según la acaricie el capricho de la luz, o la tundan y talen las tempestades; ¡los árboles se han de poner en fila para que no pase el gigante de las siete leguas! Es la hora del recuento, y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes” José Martí “Nuestra América”
El ritmo de trabajo que se ha impuesto a la gestión del gobierno en estas primeras semanas, desde el Ejecutivo es plenamente compartible. En particular es saludable el conjunto de visitas que nuestro Presidente viene realizado a los distintos países de la región (Chile, Bolivia, Argentina, Brasil, Venezuela). Este accionar, que sin dudas aporta a seguir estrechando los lazos dentro de nuestra América, es coincidente con la idea de integración latinoamericana, concepción inserta desde sus inicios en el programa del Frente Amplio.
La unidad latinoamericana a nivel gubernamental se forja en acciones concretas (acuerdos de cooperación y/o acciones recíprocas o búsqueda de soluciones a conflictos) que en este caso se refuerzan con la presencia de los primeros mandatarios. Unidad y solidaridad entre los países de nuestra América que es imprescindible para buscar caminos comunes que permitan ir rompiendo con la dependencia económica. Los ocho acuerdos con Venezuela en materia de energía, seguridad alimentaria y comercial, muestran cómo son posibles los intercambios económicos favorables entre dos países. Acuerdos solidarios, que debemos recordar también tenemos con la hermana República de Cuba y que se pueden constatar en procesos tales como el Hospital de Ojos, el “Yo sí puedo” o en las decenas de estudiantes de bajos recursos que hoy se encuentran en la Isla, becados solidariamente para lograr el máximo de su formación para el servicio de la sociedad a la que pertenecen.
Estos avances son lo que les molestan al imperialismo que no va escatimar recursos en tratar de detenerlos o deformarlos. Para comprobarlo alcanza conocer el apoyo que se ha brindado, desde esas tiendas, a los diferentes sectores que se oponen –activamente- a los gobiernos avanzados del continente.
Veamos lo que sucede en nuestro país. El objetivo a corto plazo de la oposición es mantener bajo su control la mayoría de las intendencias y la mayor cantidad de alcaldías posibles.
Desde que empezó este período de gobierno vemos, sin sorpresas de nuestra parte, cómo algunos medios de comunicación buscan enfrentar nuestras posiciones con la actuación del presidente Mujica, y últimamente, yendo más allá, con el MPP. Es notorio cómo nuestro editorial se cita cuando hemos marcado alguna diferencia o matiz político con el compañero Mujica. Sería justo que lo mismo se haga cuando nuestras opiniones sean coincidentes.
En las últimas semanas la noticia en que se hace hincapié es en la supuesta “ruptura de la alianza que existía en octubre entre el PCU y el MPP y que ahora de cara a mayo ha caducado”.
En primer lugar nuestra alianza estratégica es el FA, nuestro compromiso es con su programa y la unidad de las fuerzas de izquierda. Razón por la cual nos hemos opuesto siempre a la política de bloques dentro del FA. Sabemos que ha existido una tendencia en la interna del FA a tratar de conformar bloques, producto de discusiones coyunturales u objetivos particulares, situación que entendemos pero no compartimos. La propia conformación de nuestra fuerza política, que incluye la participación de los comités de base y a través de ellos la del conjunto de los frenteamplistas, ha impedido la consolidación de los mencionados bloques.
En segundo lugar hay que saber diferenciar entre los acuerdos programáticos que tienen diferentes plazos en función de su concreción, de los acuerdos técnicos electorales que en la mayoría de los casos son sólo puntuales.
Observando el panorama general de los acuerdos electorales de las distintas fuerzas políticas integrantes del FA en estas elecciones municipales se puede ver cómo los mismos son variopintos. Se favorece tal observación, aunque no esté determinada por ello, en tanto existen múltiples candidaturas a las intendencias de grupos que van juntos en un departamento y se enfrentan a la interna en otro.
Es también un dato de la realidad que la existencia de variados acuerdos electorales ayuda a evitar la conformación de bloques. Por eso hay que quitarle el dramatismo a este tema que algunos le dan, aunque desde luego no atribuimos intenciones.
Los frenteamplistas deberíamos preocuparnos en estos días que nos quedan en tratar de convencer a nuestros compañeros de trabajo o estudio, a nuestros vecinos de acompañarnos a mantener, consolidar y profundizar el gobierno en las ocho intendencias que hoy tenemos y además a conquistarlo para los intereses populares en los restantes departamentos del país.
En tal sentido no es bueno para la profundización de los cambios el pensar que las elecciones municipales estén ganadas de antemano. No porque temamos perder la elección como sugieren algunos candidatos de los llamados partidos tradicionales sino porque ganarlas por un margen mayor vigoriza la notoria intención de profundización de los cambios que ha manifestado la votación popular a nivel nacional.
En algunos departamentos el objetivo de ellos es evitar que consigamos una votación que nos garantice mayorías especiales en las respectivas Juntas Departamentales, lo que nos permitiría seguir avanzado. Ilustremos con un ejemplo. Si en Montevideo mantenemos la votación de la elección pasada obtendríamos 20 ediles pero para algunos resortes fundamentales del funcionamiento de la IMM se necesitan 21 votos.
Por eso y por todo lo que significa el avance y profundización democrática, de lo que se tata es de no bajar los brazos y no dar nunca por ganada ninguna batalla si no se está peleando para ganarla. Y estamos hablando de batallas, del cuerpo a cuerpo, del cara a cara, del argumento y la información de todos y cada uno de esos integrantes de nuestro pueblo que tenemos alrededor: en el barrio, en la cooperativa, en el trabajo… en el viaje de ómnibus. Siempre estas cuestiones dependen de cada uno de nosotros, de los planes orgánicos a los que estemos integrados. De redoblar el esfuerzo en esto pocos días que nos separan del 9 de mayo.