jueves, 13 de mayo de 2010

Primeras notas para un balance. (14 de Mayo 2010)





Las elecciones del día domingo 9 dejaron en el conjunto de los frenteamplistas un gusto amargo. Nuestras expectativas previas no se vieron reflejadas en los resultados de las urnas. Realizar un balance sin tener aún todos los datos puede hacer que sea impreciso en los detalles pero se hace necesario para ayudar a centrar los temas a debatir en una sana crítica y autocrítica.
Asumir los resultados adversos no nos impide agradecer a los miles de uruguayos que con sus votos respaldaron a nuestros compañeros a lo largo y ancho del país. Los votos logrados nos siguen colocando como primera fuerza en el respaldo general. Saludamos y felicitamos a los centenares de militantes frenteamplistas que salieron a dar la pelea en cada uno de los departamentos. Su trabajo permitió volver a ganar las intendencias de Montevideo, Canelones, Maldonado y Rocha, llegar al gobierno por primera vez en Artigas y estar, hasta este momento, peleando la de Florida. El mapa político resultante nos sigue dando el gobierno de los departamentos más poblados y que más aportan al PBI nacional. No obstante debemos consignar que en la mayoría de los departamentos disminuyó la votación del FA, y ello ha permitido que los llamados partidos tradicionales recuperasen el gobierno municipal en Treinta y Tres, Paysandú y Salto. La votación del 9 de mayo sin duda es una alerta al conjunto de la fuerza política, que deberá transitar por un análisis de las causas que llevaron a la derrota en algunos departamentos y a la no confirmación de las tendencias previas que daban las encuestas. Estudio crítico que nos permitirá superar las deficiencias y prepararnos para dentro de 5 años recuperar las intendencias perdidas y ganar otras. Toda votación es una fotografía del estado de opinión política de las masas, que puede variar en función de las instancias que estén en juego en cada elección. Esta afirmación se puede ver comparando los desempeños electorales de los distintos partidos en este año y medio de elecciones. Las variaciones de la votación entre octubre y noviembre son un ejemplo claro de cómo se tensan las fuerzas en una elección de todo o nada. Existen varias causas que confluyen en el resultado y que es preciso tener en cuenta a la hora de un análisis serio. 1- Al asumir el gobierno en el 2005 también adquirimos el compromiso de llevar adelante el programa por el cual fuimos electos. Nuestra gestión permitió en líneas generales un avance en democracia, por la ampliación de derechos democráticos, particularmente de los trabajadores, y el mejoramiento de las condiciones de vida de cientos de miles de uruguayos. Sin embargo, algunas de las medidas que tomamos no ayudaron a la acumulación de fuerzas; aún más, desacumularon. El ejemplo más claro fue la política económica llevada a cabo y la aplicación de un IRPF que dejó sin gravar al capital, por lo cual su peso recayó sobre las capas medias. Y es en este sector donde perdimos más votos en las elecciones de octubre y al que apuntaron a ganar los blancos y colorados. Un ejemplo notorio de esta situación se ve en Montevideo, en la votación para alcaldes de la zona CH, que abarca los CCZ 4 y 5. 2- A ello se sumó la separación entre el gobierno y la fuerza política en temas centrales de definición, lo cual ha generado malestar y desánimo en cientos de militantes frenteamplistas que son quienes luego se ponen el trabajo al hombro. 3- Consecuente con nuestro pensamiento democratizador pusimos en marcha la elección del tercer nivel de gobierno (un partido conservador habría mantenido las reglas de juego electoral para que no se produjeran cambios que afectasen la correlación de fuerzas). Debemos reconocer que aunque su discusión se procesó durante dos años, su resolución de último momento tomó desprevenida a la militancia frenteamplista, que tuvo que sumar otro nivel de combate electoral para el cual no estaba bien preparada. En el marco de lo local, especialmente en el ámbito rural, el Partido Nacional demostró su capacidad para adecuarse al cambio, aprovechando las redes preexistentes de caudillos. Indudablemente esto favoreció su actuación final asociando el voto municipal con el departamental. 4- El crecimiento del voto en blanco no deja de ser preocupante, aunque lamentablemente no es nuevo, y aunque el porcentaje mayor es en Montevideo también creció en Canelones y Paysandú. Habíamos advertido una tendencia similar, en las elecciones universitarias y en las elecciones de representantes docentes a los órganos de la ANEP. Se trata de otro plano, el social, pero permite una advertencia, no mecánica pero significativa: los votos en blanco y anulados tienden a crecer cuando el votante sabe que con esta decisión puede manifestar crítica, oposición o desinterés, sin afectar el resultado general. Algunos despistados, que aparentan creer en su propia campaña publicitaria, quieren apropiarse de esta definición ciudadana. 5- El problema no podemos centrarlo en la existencia de candidatos únicos o múltiples. En cuatro departamentos fuimos con candidatos únicos (Montevideo, Canelones, Lavalleja y Rocha) y ganamos en tres, mientras que en los restantes departamentos nos presentamos con dos o tres compañeros a la elección. Tampoco por el partido al que pertenece el compañero propuesto. Tanto entre los electos como entre los que no fueron reelectos hay compañeros de distintos sectores del FA. 6- Por último el día de las elecciones hubo un consenso generalizado en torno a la necesidad de modificar el sistema electoral. Cambio que en un principio estamos de acuerdo porque el FA se opuso a esta reforma constitucional que instauró el balotaje con el objetivo evidente de impedirle la llegada al gobierno. También debe estar claro que si vamos a discutir una reforma de la Constitución, las modificaciones de la misma deben ser de fondo, para generar una transformación que permita seguir profundizando la democracia. Este revés nos tiene que servir de experiencia, pero la ciudadanía confió en nosotros por cinco años más. Alerta y a la vez confirmación, que nos comprometen, ambos, a seguir trabajando, a redoblar esfuerzos. Y sobre todo, para fortalecer el FA en su doble condición de coalición y movimiento. 

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