viernes, 30 de abril de 2010

1º de Mayo: A más justicia social y protagonismo popular. (30 de Abril 2010).




Hace 30 años la dictadura creyó que tenía la fuerza suficiente, -y este razonamiento se respaldaba en los miles de exiliados y presos que nuestro país tenía-, para poder dar un golpe moral en la conciencia de la clase obrera. Así fue como se les ocurrió trasladar el 1º de Mayo para otra fecha, esperando que nada pasaría o que la acción popular fuera tan minúscula que permitiera reforzar la represión selectiva. La respuesta del pueblo organizado, aun en la clandestinidad, hizo fracasar la iniciativa y el 1º de Mayo se conmemoró de miles de formas diferentes durante el fascismo institucionalizado. La reacción -de resistencia activa- fue tan masiva que permitió tensar las fuerzas para la lucha que en 1980 culminaría en la victoria del NO en el plebiscito. Más allá de la propaganda masiva a favor del SI, el pueblo uruguayo se opuso a la aprobación de una Constitución de contenido fascista. La victoria del No marcó un hecho inédito a nivel mundial, al ser derrotada una dictadura que pretendió fijar las reglas y los tiempos. Enfrentaba así a una dictadura que venía aplicando, en medio de la más feroz represión, las recetas de los “chicago boys”. La estrategia neoliberal que se desarrollaba en ese momento, había comenzado bajo el gobierno de Bordaberry, se implantó en la dictadura y luego de ella, la profundizaron los gobiernos de Sanguinetti, Lacalle y Batlle. Los trabajadores y el pueblo organizado la enfrentaron con amplia movilización que logró detener los aspectos más devastadores del impulso privatista de los años 90. Algo que nos convirtió nuevamente en un país que era orgullo en el plano regional por el grado de organización y conciencia de los trabajadores y el pueblo. En el centro de todas estas luchas estuvo el movimiento obrero organizado. Los frenteamplistas no podemos olvidar que estos hechos forman parte del rico proceso de acumulación que permitió el triunfo electoral en 2004 y 2009. Saludamos desde aquí a esta nueva conmemoración de la lucha de los trabajadores por una sociedad más justa, sin explotados ni explotadores. Un 1º de Mayo enmarcado en una crisis de superproducción del sistema capitalista expresada en forma financiera. Para comprenderlo, alcanza lo que sucede en Grecia, donde ya se adoptaron medidas como el alza del IVA y recortes salariales, y los organismos financieros buscan que se recorten aún más los gastos fiscales. La obvia finalidad es trasladar los costes de la crisis a los sectores menos privilegiados. Por tanto no sorprende que los empresarios uruguayos quieran modificar las relaciones salariales para fijarlas en función de la productividad y no del aumento de los precios al consumo. Quieren hacer recaer sobre nuestro pueblo los costos, para mantener su cuota de ganancia. La campaña nacional pasada mostró claramente que la victoria de Lacalle significaba la interrupción y el retroceso de los logros sociales, económicos y políticos alcanzados en este período. Como los llamados partidos tradicionales representan los intereses de las clases dominantes, la actual campaña departamental repite los mismos esquemas conservadores, en el peor sentido de la palabra. Los spot de los candidatos de la oposición en Montevideo trabajan sobre los prejuicios y los temores. Tratan de cosechar lo sembrado en décadas de neoliberalismo. Si siguiéramos sus propuestas el resultado sería una sociedad policial. La solución que plantean para los problemas es el aumento de la represión. Idea que repite la noción de “estado juez y gendarme” del liberalismo clásico. Sin embargo, a veces una mala costumbre puede llevar a no enfrentarla e incluso, en el peor de los casos, aceptarla como viable. Nadie niega que la pasta base sea un flagelo en nuestra sociedad o que hay que combatir el crimen en sus diferentes formas; pero ello no se hace a través de la estigmatización de la pobreza o los jóvenes. Lo que los candidatos de los llamados partidos tradicionales no dicen es que el grado de exclusión en que vivieron muchos de los jóvenes que hoy delinquen es fruto de la estrategia neoliberal llevada a cabo por ellos. Fue con nuestro gobierno del FA que empezamos a atacar la indigencia y la pobreza con políticas que reivindicaron el carácter de sujetos activos de su propia transformación, a través de la inserción de uruguayos primero en el Plan de Emergencia y luego en el Plan de Equidad. La insistencia sobre el país productivo con justicia social y profundización democrática, tiene que ver también con la inclusión de cientos y miles de uruguayos en el mundo del trabajo digno. Es indudable que algunas de estas medidas, más allá de la mejoras inmediatas de la situación de vida, tendrán efecto en el mediano y largo plazo en la reestructura del entretejido social. En tal sentido el programa del FA aprobado en el V Congreso Extraordinario “Zelmar Michelini” se plantea el “Fortalecimiento del INAU como Organismo Rector de la Política de Infancia y Adolescencia”, con mayores capacidades institucionales en la orientación, diseño, seguimiento, control de la gestión de las instituciones privadas y organizaciones sociales, “así como la articulación con las instituciones públicas del Sistema de Protección Social, Educación, Salud y Justicia entre otras”. “Profundizar el cambio interno, en consonancia con el proceso de transformación del Estado, revisando las políticas de recursos humanos, los cargos de confianza (incluir los Jefes Departamentales); sistema de remuneraciones, mejoramiento de los niveles técnicos y profesionales. Desarrollar una consistente política comunicacional orientada a la promoción y protección de una cultura de derechos que cuestione los estereotipos asociados a la infancia y adolescencia”. Por otra parte, el Congreso que es norma del programa de gobierno, resolvió el fortalecimiento de la política de diálogo con las organizaciones sociales y populares (movimiento sindical, cooperativo, entre otros) “a través de mesas de debate y la política de convenios que mejore los mecanismos de transferencia de fondos, supervisión, control y evaluación de los proyectos, consolidando el papel del estado como contralor de la calidad de los servicios mercerizados”. Se propone a su vez dar solidez a las redes de promoción y protección a niños, adolescentes y familias, “con énfasis en el trabajo territorial”. Una atención integral a los niños en su primera infancia “a través del fortalecimiento de una red de servicios público – privados”. Y por tanto, avanzar en los mecanismos vinculados a la adopción, agilitando trámites en el marco del respeto de los derechos de los niños. Establece también el Congreso la necesidad de “multiplicar los equipos de trabajo y los centros de atención en todo el país, priorizando, desde el punto de vista temático: adolescencia, adicciones, maltrato y abuso, situaciones de calle, atención en situaciones de crisis o abandono familiar”. Y se establecen prioridades geográficas: “Montevideo, Canelones y ciudades que no son capitales departamentales”. Se destacan los apoyos para la “inserción autónoma de los adolescentes que egresan del ‘Sistema INAU´: educación, trabajo, vivienda, vínculos familiares. Promover el trabajo con medidas socio-educativas para adolescentes que presenten problemas en relación a la observancia de la ley, y definir la inserción institucional del sistema de ejecución de medidas para adolescentes que cometieron infracciones a la ley, fundamentalmente en las situaciones que requieren privación de libertad”. Se resalta que la ejecución de medidas privativas de libertad de los adolescentes “son una responsabilidad indelegable del Estado, manteniéndose en la actualidad la edad de imputabilidad” de los mismos. Asimismo, “desarrollar una política articulada con el Sistema Judicial y el Ministerio del Interior para las situaciones de adolescentes con privación de libertad, fortaleciendo los dispositivos institucionales con medidas de atención integral a la salud, socioeducativa y recreativa en ámbitos de pequeño porte”. Estas son medidas primarias que debemos tomar y que la derecha siga ladrando. Nuestro interés es mejorar la calidad de vida del pueblo, su bienestar. Sin recortes democráticos, sino por el contrario con más democracia, justicia social, participación popular.

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