viernes, 26 de febrero de 2010

Cerdos y diamantes. 26 de Febrero 2010



La presencia de representantes de países, organizaciones sociales y políticas del mundo entero este primero de marzo, es demostrativa tanto de la importancia que los mismos dan a la continuidad del gobierno de izquierda en el Uruguay como de que nuestro país no es una zona al margen de los acontecimientos mundiales. A veces nos cuesta relacionar los hechos que ocurren en otras partes del planeta con nuestra vida cotidiana. La insistencia con la que tratamos la evolución de la crisis productiva que vive el capitalismo y que se expresa de diferentes formas, procura la comprensión de que apenas asumamos la nueva gestión debemos tomar medidas claramente productivas de corto, mediano y largo alcance. Acciones de gobierno de carácter anticíclico que prevengan las consecuencias sociales de la mencionada crisis. Cada estallido de la crisis será más fuerte que el anterior por el simple hecho de que las soluciones que se toman en los países imperialistas, lo único que hacen es «recubrir » algunos de sus efectos. En ese sentido, Estados Unidos, el país más endeudado del mundo, va a realizar en los próximos 60 días la emisión de bonos de deuda pública por el valor de 200.000 millones de dólares. En un país en el cual un sector dinámico como es la vivienda decayó en un 13% sus ventas y la confianza de los consumidores en general bajó en un 40% (cuando la mayor parte de su producción se queda en su mercado interno). A ello se suma que las contradicciones interimperialistas hacen que se intente desestabilizar a la comunidad europea a partir de una ofensiva especulativa sobre Portugal, Irlanda, Grecia y España. Con el agravante de tratar a estos países como los culpables, los cerdos (P.I.G.S), que ensucian el desarrollo saludable de la economía de la comunidad europea. La «salvación» que les proponen los organismos internacionales de crédito es la reducción del gasto, que conlleva a la rebaja de los salarios, el aumento de la edad jubilatoria y la reducción de la inversión social. La aplicación de estas medidas antipopulares ha provocado el resurgimiento en estos países de las movilizaciones de masas encabezadas por las organizaciones de trabajadores. Esta rebeldía popular que se acrecienta debe ser canalizada políticamente por la izquierda. Si no avanza la conciencia y organización de los trabajadores y el pueblo de estos países puede llegarse a que acumulen los sectores más reaccionarios del gran capital. El descontento también puede ser canalizado como un odio hacia el diferente, consolidando y profundizando peligrosamente la xenofobia, el racismo y el chovinismo que ya existe en algunos sectores sociales. Nuestro continente, que sufrió plenamente los embates del neoliberalismo y que en las últimas dos décadas buscó distintas alternativas para enfrentarlo, tiene una situación cualitativa distinta. Los avances en materia de unidad de pueblos y gobiernos de América Latina, con todas sus contradicciones que incluyen retrocesos, no son bien vistos por Estados Unidos. Menos lo es que ahora se haya concretado una organización que no lo cuenta entre sus miembros. La presencia de Hilary Clinton en la asunción de nuestro Presidente no es casual, como tampoco lo son las entrevistas que quiere realizar. La asistencia de tan alto cargo de gobierno demuestra a las claras la intención del gobierno demócrata de reacomodar la situación en el continente. Pero no hay que verlo desligado del cerco militar que se está montando en torno a Venezuela, Ecuador y Cuba con la instalación de bases militares en Colombia, el desembarco masivo de militares en Haití y la movilización de la IV Flota. Tampoco es casualidad que estos días nos hayan visitado representantes del FMI y del Banco Mundial con el objetivo de incidir en el futuro gobierno. Sus consejos son la consabida reducción del gasto, porque según ellos se hace insostenible el aumento de salarios y jubilaciones para el período que comienza. Recomendaciones con las que seguramente estará de acuerdo el empresariado uruguayo que además de intentar hacer lobby a la interna busca que la OIT resuelva a favor de ellos una demanda en contra del Estado uruguayo por limitantes a su «libertad de agremiación». Objetivamente lo que se busca es desarmar los convenios colectivos que no garantizan, para ellos, el «saludable desarrollo de la economía». Las presiones nacionales e internacionales que recibiremos en esta segunda gestión de gobierno, no serán menores de las que recibimos en la primera. Se necesita que nuestra fuerza política esté unida en torno a la defensa del programa y su aplicación, asumiendo las definiciones orgánicas en su plenitud, peleando por ellas sin cálculos de resultados. Centrando las discusiones en cómo hacemos para fortalecer la participación activa y permanente de miles de frenteamplistas que hoy no lo hacen más allá de hechos puntuales. Tenemos por delante el desafío de mantener los lugares en que somos gobierno y de conquistar, donde no lo somos, intendencias desde las cuales poder aplicar y profundizar una política de cara al pueblo. A ello se suma la necesidad de buscar caminos de consenso para presentar alcaldes en todo el país. Ir separados va a conllevar a que los llamados partidos tradicionales tengan más posibilidades. Nuestra piedra preciosa es la unidad del Frente Amplio fruto de décadas de acumulación de fuerzas. Un diamante en bruto que siempre hay que estar puliendo en forma cuidadosa porque como buenos artesanos sabemos que un golpe demasiado fuerte lo puede destrozar. Este domingo deja la presidencia el compañero Tabaré Vázquez y asume el lunes el compañero José Mujica. Lo que permanece es el Frente Amplio. El pueblo uruguayo volvió a confiar en nuestra fuerza política y haremos todos los esfuerzos para cumplir con sus expectativas. Y dicho sea de paso pero con la fuerza que se necesita, si algo debemos tener en cuenta es que la lucha de clases sigue existiendo..

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