lunes, 8 de febrero de 2010

A ganar otra vez. 5 de Febrero 2010



Coincidiendo con el “regreso al ruedo” de El Popular, este viernes 5 de febrero nuestro Frente Amplio cumple 39 años. Partidos y movimiento político en coalición, el Frente Amplio es síntesis de un proceso histórico de acumulación de fuerzas de nuestro pueblo. En 1971 surgía como una esperanza concreta para miles de uruguayos y uruguayas que veían el fracaso de las soluciones propuestas por los “partidos tradicionales” ante la crisis política y económica que vivía nuestro país.
La singular experiencia de unidad reconocida a escala planetaria, demostró a lo largode su historia la posibilidad de que cristianos, socialistas, comunistas, así como blancos, colorados e independientes de pensamiento progresista, confluyeran en una única herramienta de cambios.
La dictadura fue el modo apropiado a sus fines que encontraron las clases dominantes para intentar frenar, a través de una feroz represión, el proceso de acumulación política y social que había alcanzado nuestro pueblo.
Sin embargo, el fascismo resultante se rompió los dientes ante la lucha del pueblo organizado. Por eso el Frente Amplio puede estar orgulloso de que la batalla por la recuperación democrática lo encontró en primera fila. Estos 39 años no han sido un campo de rosas, porque la unidad siempre es compleja y
contradictoria. El enemigo de clase siguió actuando para lograr la división de esta fabulosa fuerza política. Hubo en su momento quienes se separaron pensando que tenían votos cautivos y su fracaso electoral demostró por el contrario que el frenteamplismo trasciende la incidencia puntual de sus integrantes.
Tuvimos momentos en los cuales parecía que era muy difícil sustituir la conducción de los hombres y mujeres que con su experiencia y accionar habían enseñado que lo importante era el bosque y no el árbol si lo que se buscaba eran caminos unitarios. Las nuevas generaciones fueron demostrando, no fácilmente pero con éxitos notorios, que habían tenido excelentes maestros.
La experiencia de nuestro Frente Amplio es admirada y estudiada en diferentes partes del planeta. Porque más allá de las dificultades que surgen en el terreno de la política, existe en el Frente Amplio la unidad estrecha garantizada por su propia estructura, en la cual se conjugan al unísono en tanto por ello se trabaja, los partidos políticos y el movimiento de base, traducida en nuestro lenguaje como la coalición de partidos y movimiento. Ello ha consolidado una tradición de discusión franca y fraterna, que siempre busca caminos de salida comunes aunque ello implique resignar pretensiones individuales o partidarias, por justas que ellas sean.
Ningún otro partido político de nuestro país puede demostrar que su programa de gobierno es fruto de la discusión de miles. Que sus candidatos no son electos entre cuatro paredes sino producto de la discusión en igualdad de militantes de los comités de base y de los dirigentes de los partidos integrantes de la coalición.
Argumentábamos a fines del año pasado que la experiencia de ir a una elección interna enfrentando a dos valiosos compañeros no había sido para nada positiva. Demostraba, para los que tenían dudas, la importancia de acompañar al programa único con un único candidato a su vez.
Nos comprometimos y trabajamos para buscar los acuerdos que permitieran ir con candidatos únicos en todas las intendencias del país.
Ello no implicaba desmerecer a ningún compañero o compañera sino de buscar salidas de consenso. Lamentablemente, salvo en algunos departamentos, esto no se logró. Ahorase trata que en la campaña que desarrollemos los frenteamplistas el centro fundamental sea el enfrentamiento entre nuestro modelo de país
y el que ofrecen los llamados partido tradicionales.
En mayo el objetivo debe ser conservar las intendencias que tenemos y seguir avanzando
para confirmar el apoyo que recibimos en octubre y noviembre.
En el conjunto de las definiciones departamentales, no resulta inesperado que la elección por parte de nuestra fuerza política del candidato para la capital acaparase la atención. Hace 20
años que gobernamos Montevideo y nuestra votación no baja del 55%. Cualquier analista diría que el candidato electo por nuestra fuerza política será sin dudas el futuro intendente.
La postulación de dos valiosos compañeros a la Intendencia hacía compleja una salida unitaria.
Frente a esta situación, en un principio, un conjunto de grupos políticos nos propusimos llegar a un acuerdo para que existiera un único candidato. Dialogamos con todos los candidatos y los partidos que los respaldaban. Asumiendo que el programa que se iba a llevar adelante era el del Frente Amplio y no consiguiendo nuestro propósito, definimos apoyar con nuestros votos al compañero Daniel Martínez. Aclarando que si el compañero Varela obtenía mayor cantidad de voluntades en el plenario departamental, nuestros votos lo acompañarían en una segunda instancia para así lograr las mayorías estatutarias.
Somos fieles a los compromisos asumidos y trabajamos en este sentido. Prueba de ello es que aun cuando nuestra compañera Ana Olivera fue presentada desde las bases por una coordinadora, nuestro voto como Partido cumplió en todo momento lo comprometido.
En el cuarto intermedio se trabajó con flexibilidad para llegar a acuerdos que permitieran al FA presentar un único candidato. La intención fue llegar a un consenso sin la intención de vetar a nadie. Nunca fue característica –ni de nuestro Partido ni del Frente Amplio- el uso del mecanismo del veto de ningún compañero.
Obviamente comprendemos que haya frenteamplistas que no compartan las definiciones tomadas o que compartiéndolas se encuentren molestos por la resolución final. Debemos entre todos hacer los máximos esfuerzos para zurcir las heridas que hayan quedado para trabajar unidos.
En Montevideo, la altísima votación mantenida del Frente Amplio no debe hacernos descansar como si ya todo estuviera resuelto. Autocríticamente reconozcamos que en la elección
nacional hemos perdido votos en algunas zonas de la capital y por el bien de todos hay que recuperarlos. El trabajo de cada uno de nosotros, férreamente ligado a la estructura cuya base esencial son los comités de base y su llegada directa a la población, con entusiasmo (y tal proceder vale para todos los departamentos) es imprescindible un triunfo a nivel de intendencias, merecido y acorde con el respaldo que a nivel nacional logró la continuidad del gobierno frenteamplista.
Compenetrarse con el “hago falta” de Zitarrosa es muy buen modo de involucrarse activamente en la campaña al tiempo que se reflexiona en común acerca de la importancia de los mejores resultados: tener una candidata con experiencia municipal en Montevideo, y alcanzar más intendencias en los departamentos metropolitanos y del interior.
En definitiva, se trata de ganar otra vez.

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