jueves, 1 de julio de 2010
Gobierno frenteamplista: avance popular. (2 de Julio 2010)
El Frente Amplio está nuevamente en el gobierno por la voluntad popular. De todos modos es necesario ver la realidad en la que estamos inmersos. Vivimos en el marco del modo de producción capitalista que genera millones de desocupados y condena a muerte por hambre a otros tantos. En un planeta que está en condiciones de alimentar a una población muy superior al que lo habita, millones mueren de hambre porque entre la necesidad de comer y la posibilidad de hacerlo se interpone la “libertad” de la ganancia privada. La causa de este gigantesco crimen es la apropiación privada del producto del trabajo que ha generado una concentración de la riqueza brutal. 51 de las 100 entidades económicas más poderosas del planeta son corporaciones multinacionales; las 49 restantes son Estados. Un centenar de las personas más poderosas del planeta concentran tanto dinero como la mitad del mundo. 3000 millones de los 6000 millones que habitan este planeta subsisten con menos de 2 dólares diarios y 1200 millones de personas lo hacen con menos de 1 dólar diario. Un estudio de la ONU sobre la desigualdad en el mundo expresa la barbarie del sistema. Es algo a denunciar urgentemente. Y al mismo tiempo es urgente contribuir a que millones de humanos comprendan la necesidad de cambiar por un sistema que dé solución a las grandes mayorías desposeídas. El mencionado estudio de la ONU dice que hoy el 1 % más rico posee el 40 % de la riqueza del planeta, mientras el 10 % concentra el 85 %. Un total de 189 millones de latinoamericanos viven en la pobreza, un 34% de la población total de unos 550 millones. Según la OCDE se prevé que 39 millones más caerán bajo el nivel de pobreza en América Latina a fines de 2010. La pobreza aumentará casi 7 puntos antes de fines de 2010, debido a que el PBI per cápita cayó 3,6% en 2009 y crecerá un 1,3% el próximo año. El capitalismo significa por su propio desenvolvimiento la exclusión de millones de seres humanos. A nadie le puede sorprender que los comunistas tengamos por objetivo una sociedad sin explotados ni explotadores. Lo hemos defendido históricamente y en todas las circunstancias. En los 90 años de historia comunista en Uruguay siempre hemos estado presentes en cada lucha de nuestro pueblo y fuimos desarrollando una teoría de la revolución uruguaya que se fue verificando en la práctica. Nuestros documentos políticos son públicos y no lo son ni la cantidad de afiliados que tenemos, ni las discusiones internas. No es un tema de secreto sino una forma de organización de un partido que se define como revolucionario. El problema parece ser que para la derecha un partido cuyo objetivo es socialista, marxista leninista, revolucionario, es sinónimo de antidemocrático. Es bueno recordar que mientras el extinto diario “El Día” y los persistentes “El País” y “Búsqueda” le hicieron los mandados a la dictadura fascista cívico militar, los comunistas estábamos en la primera línea de combate por la democracia. Así lo certifican los cientos de presos y exiliados, nuestros compañeros asesinados y desaparecidos. En la lucha clandestina contra la dictadura siempre estuvieron los comunistas, porque frente a cada ataque para “hacernos desaparecer por 50 años” nos reorganizamos. Y quede constancia de que no desconocemos la participación popular de las más diversas tiendas políticas: el pueblo en sí tenía clara la necesidad de su presencia y así se manifestó, como lo recordamos cada año al cumplirse un año más del “Río de la Libertad”, por ejemplo. No fue tampoco casual ni atendiendo a líderes sino a una conciencia que tras años de elaboración política se fue conformando en acumulación de fuerzas y en alianzas auténticamente populares. Hemos defendido la democracia y su profundización porque estamos siempre dispuestos a ampliar la democracia hasta sus últimas consecuencias. Es decir que la democracia sea realmente el poder del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Claro que esto no es lo que quiere la derecha, pues lo que ésta busca históricamente es una democracia restringida y en el mejor de los casos delegativa, que deje en manos de representantes sus derechos renunciando a su participación activa. Se procura enfrentar al PCU al gobierno del FA al que legítimamente consideramos nuestro porque nos es propio tanto como a todo el FA, haciéndonos aparecer como oportunistas. Las críticas que realizamos a los lineamientos generales de la política económica no son nuevas y han sido planteadas fraternalmente en los organismos del FA. En una fuerza política que se ha caracterizado siempre por la discusión franca en el marco de la unidad, nuestro proceder es parte de su propio desarrollo. Quienes le buscan la quinta pata a la sota se olvidan de mencionar que hemos afirmado públicamente que en un balance global del primer gobierno del FA la tendencia fue al avance en democracia, por la ampliación de los derechos democráticos particularmente de los trabajadores y por el mejoramiento de las condiciones de vida de cientos de miles de uruguayos. No se recuerda –según parece- que cuando se atacó a nuestro gobierno desde las clases dominantes estuvimos al pie del cañón en su defensa. No se trata de que estemos confundiendo etapas. Estamos en un país capitalista inserto en un determinado contexto internacional. El FA nunca se definió por el socialismo pero tiene un programa nacional, popular y democrático y ese debe ser el objetivo de nuestro gobierno. Las posturas que defendemos se basan en el programa elaborado por miles de frenteamplistas en las discusiones de los comités de base y aprobado en el “V Congreso Zelmar Michelini”. Hemos realizado enormes progresos pero se trata de seguir avanzando. En el período actual nuestro gobierno deberá transitar un proceso profundizador de los objetivos democráticos contenidos en su programa. No se trata sólo de gobernar para los trabajadores y el pueblo sino fundamentalmente de que sean los trabajadores y el pueblo los que construyan su poder e impriman al gobierno su representación plena. Esto implica el desarrollo de un proyecto alternativo al de las clases dominantes, que no dudamos está en construcción y en ese sentido queremos colaborar con toda la fuerza disponible. La derecha busca que los frenteamplistas nos enfrentemos y nos dividamos. Nosotros seguiremos trabajando por la unidad de la izquierda y el movimiento popular. Seguir avanzando a través del gobierno frenteamplista es un objetivo que los comunistas enarbolamos y construimos, con las dificultades y en relación con las trayectorias históricas. Como marxistas leninistas, tenemos en nuestro país las elaboraciones que en diálogo y debate fraternal han colaborado ampliamente a que la izquierda no sólo llegara al gobierno sino que efectivamente pudiera avanzar en democracia y profundizarla en el sentido popular más amplio a partir del pueblo trabajador. No es otra nuestra brega. Y la intención –que no es ilusoria, pretende y procura acción consecuente- seguramente es compartida por miles de integrantes de nuestro pueblo que se mantienen esperanzados en los mejores auspicios de un gobierno del FA. Más aún –y deseamos que así sea- si con su participación empujan a más democracia y más profunda, en todos los ámbitos en que les compete incidir.
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