viernes, 23 de julio de 2010

La “conmemoración” de la recuperación democrática. (23 de Julio 2010)

Este es un año plagado de conmemoraciones de nuestra rica historia como Latinoamérica. Se cumplen los 200 años de los procesos libertarios frente al dominio español, los 100 años de la revolución mexicana y 25 años de la recuperación democrática de nuestro país. Para impedir olvidos o reconstrucciones intencionadas, es necesario ubicar esos procesos en su contexto histórico, ver las correlaciones de fuerzas que se crearon y los objetivos que se persiguieron y concretaron. Saludar la reconquista de la democracia sin valorar el motivo real por el cual se perdió sólo sirve a los intereses de las clases dominantes, la intención que estos tienen de reconstruir su hegemonía limpiándose del pasado reciente que las involucra y responsabiliza directamente. Casual no puede ser que el Partido Colorado inicie un “ciclo de conmemoraciones” de los 25 años de democracia y además tenga entre sus panelistas a Pedro Bordaberry. El joven candidato, ejemplo de lo que se ha llamado “nueva derecha”, carga con el apellido del presidente que dio el golpe de Estado. Como hemos afirmado más de una vez los hijos no son culpables de los actos de sus padres, pero Pedro nunca ha criticado el golpe. Por eso no es un azar que se intente la reconstrucción de los 25 años eludiendo los orígenes, pues necesitan forjar un candidato “impoluto” para el 2014. Una forma distinta de aplicar las consabidas frases “dar vuelta la página” o “no tener ojos en la nunca”. Los llamados partidos tradicionales tienen mucho que ver con el proceso que nos llevó a la dictadura. Fue durante sus gobiernos que se aumentó la dependencia con EEUU y también se mandó a educar en escuelas de EEUU a civiles, policías y militares para que fueran represores del pueblo. En esas “escuelas” aprendieron técnicas de tortura en torno a la Doctrina de la Seguridad Nacional, para ser luego integrantes del Plan Cóndor. Son además responsables porque adheridos a un plan de contraofensiva yanqui, y en el marco de un proceso de cada vez mayor concentración de la riqueza en manos de la oligarquía y del imperialismo, prepararon el camino a la concreción de la dictadura usando la represión contra obreros y estudiantes en nuestro país. El golpe de Estado se produce para frenar el avance popular y no para detener una guerrilla que estaba ya derrotada. El golpe fue el recurso de la clase dominante ante la pérdida de su dominio hegemónico de las masas populares, de sectores de la economía y del aparato del Estado Se hizo para fortalecer los factores de dominación a manos del imperialismo y la oligarquía, para así aplicar la estrategia neoliberal trabada por la lucha de masas que se llevaba adelante cumpliendo la confrontada estrategia popular de acumulación de fuerzas. La lucha contra la dictadura tuvo como eje central a la clase obrera organizada y al pueblo en su conjunto. Entre los partidos políticos la oposición del FA fue unánime desde el mismo día del golpe y fue acompañada por sectores importantes del Partido Nacional a partir del 3 de julio cuando hace un llamado a la lucha contra “un gobierno nacido de elecciones fraudulentas que ahora intenta perpetuarse por medio de la dictadura”. Mientras el Partido Colorado a través de dirigentes como Julio María Sanguinetti declaraba en radio que nada tenían que hablar con el FA por su carácter antidemocrático. Obviamente la correlación de fuerzas que se fue construyendo a la interna del país y en el exterior “obligaba” a la conformación de un bloque democrático antidictatorial del que nadie quería quedar afuera. Esto se trata de soslayar cuando se intenta construir la historia a partir de 1985. Pero al mismo tiempo se busca volver a asentar la idea del “cambio en paz” y de que primero se debe estructurar la “democracia política” para seguir con la “democracia social”. Con lo cual se fundamenta el no cumplimiento de los acuerdos de la CONAPRO a nivel social y económico y en particular la Ley de Caducidad. En la conferencia realizada los otros días en el Palacio Legislativo tanto Lacalle como Sanguinetti pusieron en el mismo paquete, como “leyes de paz”, a “ la ley de amnistía, la ley de reintegro de funcionarios públicos y la ley de caducidad", que según ellos eran "seguramente imperfectas, pero era lo posible en el momento". A partir de estos supuestos de “posibilidad” argumentan el no cumplimiento de los acuerdos sociales. Sin embargo durante sus gobiernos llevaron adelante el programa de las clases dominantes. En estos 25 años buscaron achicar el Estado a su mínima expresión; así lo demuestran sus privatizaciones y asociaciones en detrimento de los intereses populares que realizaron durante décadas. Fracasaron en su objetivo final de privatizar el conjunto de las empresas públicas siguiendo al pie de la letra el consenso de Washington, porque fueron enfrentados por la lucha de los trabajadores y el pueblo organizado. Defendieron los intereses de su clase al buscar maximizar la tasa de ganancia a través de la desregulación laboral. En el período en que según sostienen “los uruguayos vivimos mejor”, sus intereses se expresaron en la acción del gobierno, a través de su política económica y social, y en especial en la llamada “Reforma del Estado” (con sus medidas de privatización, asociación, desguace, etc.) apuntando a hacerlo más funcional a sus intereses. Generaron por un lado la cada vez mayor concentración de la riqueza en menos manos, y por otro un aumento de la crisis económica y social. De modo tal que al permanente ataque a los derechos de los trabajadores se sumara la exclusión de cada vez más sectores de la sociedad: capas medias, artesanos, pequeños, medianos y aun grandes productores, comerciantes e industriales, etc. Todo ello se expresó en los altísimos niveles de desocupación, subocupación, desaparición de unidades productoras y enormes niveles de endeudamiento del agro, la industria, y el consumo familiar. Durante sus gobiernos las fábricas se convirtieron en depósitos y miles de uruguayos tuvieron que construir viviendas en asentamientos, sin acceso a condiciones mínimas de vida. Ese detrimento de la vida social se extendió a todo el país, cada departamento, ciudad o pueblo, con las peculiaridades de cada lugar. Los frenteamplistas estaremos omisos si no recordamos el conjunto del proceso, porque permitiremos construir una imagen deformada de la realidad en donde nadie se hace responsable de las situaciones de exclusión social con las que nos encontramos al recibir el gobierno en 2005. La responsabilidad alerta y nunca ingenua de nuestra labor política exige comprender los movimientos de corto y largo alcance de la oposición y actuar de modo que impida caer en ellos. Lo cual incluye cuando es necesario, utilizar el espacio que esa misma oposición se atribuye, como tribuna para puntualizar nuestras diferencias.

jueves, 15 de julio de 2010

Entre dilemas y expectativas (16 de Julio 2010)




Este martes 13 el Uruguay fue una fiesta. Miles de compatriotas salieron a manifestar su apoyo a lo realizado por nuestra selección. Respaldo a un proceso y a una forma de encarar el juego, que consciente de sus limitaciones demostró que puede enfrentar de igual a igual a cualquier equipo. El fútbol es para los uruguayos el deporte popular por excelencia. También –reconozcamos- un negocio redituable para quienes saben dónde y cuándo invertir como lo comprende claramente esa trasnacional que es la FIFA. No vamos a llorar por los arbitrajes tendenciosos, pero sin duda Uruguay no era un negocio redituable. Hay que saber separar el deporte de las intenciones que tienen algunos de sus principales organizadores. No podemos olvidarnos que hubo un mundial en Italia en medio del fascismo y otro en la Argentina de la dictadura militar. Casualmente ninguno se realizó en un país socialista. Algunos podrán opinar que buscamos mezclar el fútbol con la política, pero en nuestro país ambos siempre han estado asociados. Notorios dirigentes políticos lo han sido de los clubes más importantes del Uruguay. ¿O acaso nos olvidamos del veto a un joven presidente de Progreso cuando estaba postulado a ser presidente de la AUF? En el mes del fútbol, mientras la “jabulani” giraba, otras cosas sucedían, aunque en los informativos mediáticos eran noticias marginales. La crisis europea no deja de avanzar y las medidas regresivas en contra de los trabajadores y el pueblo continúan. Mientras que la “furia roja” conseguía un merecido primer puesto, basado en la continuidad de un proceso de 10 años con los mismos jugadores, varios de los cuales juegan en el Barcelona, los trabajadores del metro de Madrid recibían como respuesta que no importando cuánto pelearan, la empresa no iba a dar marcha atrás y debían aceptar la rebaja salarial decretada. Las clases dominantes no descansan y aprovechan cualquier momento para avanzar en su proyecto de seguir acumulando riquezas. En este mes sufrimos tres subas de la carne en las cercanías de los partidos de Uruguay. ¿Coincidencia? Se dice por parte de nuestros capitalistas que es a raíz del “aumento del consumo”, viejo argumento que no resiste un análisis profundo. Esta situación en un alimento de primera necesidad para nuestro pueblo podría ser regulada si el Estado contara con un ente testigo de abastecimiento del mercado interno. El programa del FA explicita la creación de una comisión que estudie el tema. Esto es lo primero que hay que hacer, independientemente de que algunos tenemos propuestas para aportar en torno a sus características. En primer lugar debería estar gestionado conjuntamente con pequeños y medianos productores, trabajadores, y la Universidad de la República. Su ramo de actividad, en principio, pasaría por el procesamiento de la carne vacuna, porcina, avícola, ovina e ictícola, así como subproductos derivados, tanto para asegurar el abasto interno a la población a precios reducidos, como para exportar carnes de igual tipo y sus subproductos. Asimismo intervenir en la industria del cuero suministrando materia prima, tanto a la industria de la vestimenta (tapizado, calzado, marroquinería), como a las curtiembres. En segundo lugar se tendería a que el mismo cubra el abasto interno, lo cual redundará en precios acordes para el consumo y también a la cobertura del productor rural pequeño y mediano respecto de los vaivenes del mercado exterior. Para ello debería tener tantas filiales en el territorio nacional como sea necesario, asociadas a la construcción de cámaras de frío que permitan operar con las producciones locales, no sólo de carnes sino de productos hortifrutícolas. Es necesario en tercer término, generar un mecanismo exportador de carnes y cueros, comenzando por acuerdos comerciales con otros Estados, tendiendo a la complementariedad productiva. Ello tanto –y en primer lugar- a nivel regional, del MERCOSUR, del ALBA, etc., como del relacionamiento con otros países. Complementariamente será necesario establecer una ley que regule y limite la exportación de ganado en pie, cueros sin procesar, o con procesos mínimos, secos o salados a fin de defender la disponibilidad de materia prima. En cuarto lugar, el suministro de materia prima a la industria de la vestimenta y a las curtiembres debería concretarse sobre una reestructuración de ambos sectores, a través de la asociación de capitales privados con el Estado en una estrategia de desarrollo elaborada y gestionada con amplia participación social. Obviamente, todo esto que lo ponemos en condicional, en tanto se asuma, afectará, directa e indirectamente, a los intereses de los grandes capitales vinculados a los frigoríficos. No es sorprendente que esta propuesta, entre otras, sea tomada como caballito de batalla para tratarla como enfrentamiento a nuestro gobierno. Según quienes eso intentan, el dilema de hierro para quienes así proponemos, es entre el apoyo al gobierno o la fidelidad a nuestros principios, programa e historia. Una interpretación de inviabilidad que no comprende el proceso de unidad de la izquierda y sus expectativas. Unidad en medio de la contradicción y de la discusión franca y fraterna. Porque ser parte del gobierno no implica ser omiso a sus errores y ser críticos del mismo no significa sentirnos ajenos a su desarrollo. Somos consecuentes con lo que pensamos y actuamos en ese sentido en todos los ámbitos donde militamos. Que les moleste a las clases dominantes es un índice más de que resulta muy probable la corrección del camino que planteamos. Este es el año del 90 aniversario y del XXIX Congreso del PCU. Desde su historia y el presente que nos convoca hacia adelante, redoblamos el esfuerzo para seguir avanzando.

jueves, 8 de julio de 2010

CON LA FRENTE EN ALTO. (9 de Julio 2010)




Estos días los uruguayos salimos a festejar por las calles de todo el país (y del mundo) y nos hemos puesto roncos de gritar por la gloriosa celeste. Hemos estado al borde del paro cardíaco palpitando cada minuto de los partidos. Hemos aplaudido la gallardía de nuestros jugadores aún en la derrota, porque nos sentimos identificados con una forma de jugar al fútbol. Sabiendo de nuestras carencias hemos potenciado nuestras habilidades. Siendo modestos sin doblegarnos ante nadie, han vuelto a respetarnos. Sin importar el próximo resultado, fue la demostración de que nuestro pequeño país si se hacen bien las cosas puede colarse entre las potencias del mundo. El “maestro” ha dejado entrever que estaría dispuesto a volver a dirigir a la selección con ciertas condiciones, que seguramente tienen que ver con invertir en el desarrollo de las divisionales juveniles y el enmarcar al conjunto de las selecciones en un proyecto general y de largo alcance. Se trata de pensar un proyecto de larga duración y no dejarse encandilar por la búsqueda de éxitos puntuales o de corto alcance. Ejemplo que puede ser extrapolado a otros aspectos de nuestro país. Somos un pequeño país rico en potencia, pero inserto en una división internacional del trabajo que nos convierte en dependiente de las necesidades de los países imperialistas. En los últimos 6 años el PBI ascendió a cifras record, crecimiento esencialmente basado en los altos precios que en el mercado internacional tienen nuestras materias primas. Si analizamos más profundamente vemos que dependemos de exportaciones básicas sobre la que los países desarrollados tienen subsidios y diversos mecanismos de protección. Aunque se logre la apertura de mercados, estos productos presentan tendencias poco dinámicas al largo plazo. Así por ejemplo: a) la demanda real tiende a crecer más lentamente que el ingreso de consumidores, b) los precios fluctúan fuertemente de acuerdo con los ciclos de la economía mundial, c) tienen una tendencia al deterioro secular. Los precios caen en la parte baja del ciclo pero no logran recuperar su nivel anterior en el auge. Para comenzar a romper con estos condicionamientos es necesario fortalecer políticas que apunten a elaborar productos primarios o bienes industrializados que contengan mayor valor agregado. Y lograrlo requiere inversión en tecnología y desarrollo del conocimiento científico-técnico. Las exportaciones basadas en recursos naturales presentan menor grado de diversificación, mayores dificultades de encadenamiento con el resto de la economía interna, menor elasticidad e ingreso de la demanda, precios con mayor volatilidad y en general, deterioro de los términos de intercambio. Sumado a ello se sigue manteniendo la misma concentración de la riqueza que en períodos anteriores. Los fenómenos de concentración, centralización y extranjerización se dan en cadenas importantes del sector agroexportador: forestación, carne, soja, arroz, lechería. La mayoría de esas inversiones extranjeras directas se producen sobre industrias ya en marcha. Los capitales buscan comprar empresas en funcionamiento, de gran rentabilidad y, en lo posible, monopólicas u oligopólicas. En nuestra burguesía existe una tremenda flexibilidad o permisividad para entregar sus empresas y tierras al capital extranjero. Esto no es extraño habida cuenta del carácter fuertemente rentístico de muchos grupos nacionales con propensión a la fuga de capitales. Las clases dominantes defienden esta forma de desarrollo económico porque sirve a sus intereses a corto plazo. Por eso se oponen a la intervención del Estado en la producción aunque eso signifique la extranjerización de amplios sectores de la economía. No es sorprendente que se opongan al reclamo de la central de trabajadores de reducir la jornada laboral en los lugares donde el desarrollo de la productividad lo permita. Ellos no están dispuestos a perder su tasa de ganancia, ni a invertir para mejorar la producción. Así queda claro en su argumento contrario al planteo del PIT-CNT. Nos dicen que el aumento de la productividad “puede darse si hay introducción de nuevas tecnologías y se capacita al personal, condiciones que no están al alcance de todas las empresas” y que el aumento de los puestos de trabajo “sólo puede darse en situaciones donde se avizora un constante crecimiento empresarial, algo que no es fácil predecir”. Además les preocupa que una vez que los trabajadores se acostumbren a la reducción horaria “es difícil que acepten volver a las ocho horas”[1]. Esta forma de pensar de amplios sectores empresariales es una traba para el desarrollo productivo de nuestro país. Los frenteamplistas conscientes de esta característica histórica, incluimos en nuestro programa de gobierno que el Estado debe tener un rol de “conductor, regulador social y emprendedor. En otros términos, funcional a un programa de crecimiento, distribución de la riqueza, modernización, democratización y de inclusión social. En síntesis, un Estado que debe ser recuperado para cumplir adecuadamente el rol orientador del desarrollo nacional”.[2]
Esto es una parte esencial de lo que se pondrá en discusión en la elaboración de la Ley presupuestal. Qué papel y con qué mecanismos actuará el Estado en los próximos años. Podremos seguir actuando bajo las premisas de los beneficios al corto plazo o actuar para el desarrollo de un país productivo con justicia social y profundización democrática. El segundo camino tendrá grandes oposiciones pero estamos convencidos de que es el que nuestro pueblo necesita. Se trata de seguir construyendo el bloque político-social-radical de los cambios que impulse y defienda el programa de cambio. Vayamos entonces con el programa bajo el brazo y la frente en alto.
[1] Página editorial del “El País” 4 de julio de2010 [2] V Congreso extraordinario “Zelmar Michelini"

jueves, 1 de julio de 2010

Gobierno frenteamplista: avance popular. (2 de Julio 2010)




El Frente Amplio está nuevamente en el gobierno por la voluntad popular. De todos modos es necesario ver la realidad en la que estamos inmersos. Vivimos en el marco del modo de producción capitalista que genera millones de desocupados y condena a muerte por hambre a otros tantos. En un planeta que está en condiciones de alimentar a una población muy superior al que lo habita, millones mueren de hambre porque entre la necesidad de comer y la posibilidad de hacerlo se interpone la “libertad” de la ganancia privada. La causa de este gigantesco crimen es la apropiación privada del producto del trabajo que ha generado una concentración de la riqueza brutal. 51 de las 100 entidades económicas más poderosas del planeta son corporaciones multinacionales; las 49 restantes son Estados. Un centenar de las personas más poderosas del planeta concentran tanto dinero como la mitad del mundo. 3000 millones de los 6000 millones que habitan este planeta subsisten con menos de 2 dólares diarios y 1200 millones de personas lo hacen con menos de 1 dólar diario. Un estudio de la ONU sobre la desigualdad en el mundo expresa la barbarie del sistema. Es algo a denunciar urgentemente. Y al mismo tiempo es urgente contribuir a que millones de humanos comprendan la necesidad de cambiar por un sistema que dé solución a las grandes mayorías desposeídas. El mencionado estudio de la ONU dice que hoy el 1 % más rico posee el 40 % de la riqueza del planeta, mientras el 10 % concentra el 85 %. Un total de 189 millones de latinoamericanos viven en la pobreza, un 34% de la población total de unos 550 millones. Según la OCDE se prevé que 39 millones más caerán bajo el nivel de pobreza en América Latina a fines de 2010. La pobreza aumentará casi 7 puntos antes de fines de 2010, debido a que el PBI per cápita cayó 3,6% en 2009 y crecerá un 1,3% el próximo año. El capitalismo significa por su propio desenvolvimiento la exclusión de millones de seres humanos. A nadie le puede sorprender que los comunistas tengamos por objetivo una sociedad sin explotados ni explotadores. Lo hemos defendido históricamente y en todas las circunstancias. En los 90 años de historia comunista en Uruguay siempre hemos estado presentes en cada lucha de nuestro pueblo y fuimos desarrollando una teoría de la revolución uruguaya que se fue verificando en la práctica. Nuestros documentos políticos son públicos y no lo son ni la cantidad de afiliados que tenemos, ni las discusiones internas. No es un tema de secreto sino una forma de organización de un partido que se define como revolucionario. El problema parece ser que para la derecha un partido cuyo objetivo es socialista, marxista leninista, revolucionario, es sinónimo de antidemocrático. Es bueno recordar que mientras el extinto diario “El Día” y los persistentes “El País” y “Búsqueda” le hicieron los mandados a la dictadura fascista cívico militar, los comunistas estábamos en la primera línea de combate por la democracia. Así lo certifican los cientos de presos y exiliados, nuestros compañeros asesinados y desaparecidos. En la lucha clandestina contra la dictadura siempre estuvieron los comunistas, porque frente a cada ataque para “hacernos desaparecer por 50 años” nos reorganizamos. Y quede constancia de que no desconocemos la participación popular de las más diversas tiendas políticas: el pueblo en sí tenía clara la necesidad de su presencia y así se manifestó, como lo recordamos cada año al cumplirse un año más del “Río de la Libertad”, por ejemplo. No fue tampoco casual ni atendiendo a líderes sino a una conciencia que tras años de elaboración política se fue conformando en acumulación de fuerzas y en alianzas auténticamente populares. Hemos defendido la democracia y su profundización porque estamos siempre dispuestos a ampliar la democracia hasta sus últimas consecuencias. Es decir que la democracia sea realmente el poder del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Claro que esto no es lo que quiere la derecha, pues lo que ésta busca históricamente es una democracia restringida y en el mejor de los casos delegativa, que deje en manos de representantes sus derechos renunciando a su participación activa. Se procura enfrentar al PCU al gobierno del FA al que legítimamente consideramos nuestro porque nos es propio tanto como a todo el FA, haciéndonos aparecer como oportunistas. Las críticas que realizamos a los lineamientos generales de la política económica no son nuevas y han sido planteadas fraternalmente en los organismos del FA. En una fuerza política que se ha caracterizado siempre por la discusión franca en el marco de la unidad, nuestro proceder es parte de su propio desarrollo. Quienes le buscan la quinta pata a la sota se olvidan de mencionar que hemos afirmado públicamente que en un balance global del primer gobierno del FA la tendencia fue al avance en democracia, por la ampliación de los derechos democráticos particularmente de los trabajadores y por el mejoramiento de las condiciones de vida de cientos de miles de uruguayos. No se recuerda –según parece- que cuando se atacó a nuestro gobierno desde las clases dominantes estuvimos al pie del cañón en su defensa. No se trata de que estemos confundiendo etapas. Estamos en un país capitalista inserto en un determinado contexto internacional. El FA nunca se definió por el socialismo pero tiene un programa nacional, popular y democrático y ese debe ser el objetivo de nuestro gobierno. Las posturas que defendemos se basan en el programa elaborado por miles de frenteamplistas en las discusiones de los comités de base y aprobado en el “V Congreso Zelmar Michelini”. Hemos realizado enormes progresos pero se trata de seguir avanzando. En el período actual nuestro gobierno deberá transitar un proceso profundizador de los objetivos democráticos contenidos en su programa. No se trata sólo de gobernar para los trabajadores y el pueblo sino fundamentalmente de que sean los trabajadores y el pueblo los que construyan su poder e impriman al gobierno su representación plena. Esto implica el desarrollo de un proyecto alternativo al de las clases dominantes, que no dudamos está en construcción y en ese sentido queremos colaborar con toda la fuerza disponible. La derecha busca que los frenteamplistas nos enfrentemos y nos dividamos. Nosotros seguiremos trabajando por la unidad de la izquierda y el movimiento popular. Seguir avanzando a través del gobierno frenteamplista es un objetivo que los comunistas enarbolamos y construimos, con las dificultades y en relación con las trayectorias históricas. Como marxistas leninistas, tenemos en nuestro país las elaboraciones que en diálogo y debate fraternal han colaborado ampliamente a que la izquierda no sólo llegara al gobierno sino que efectivamente pudiera avanzar en democracia y profundizarla en el sentido popular más amplio a partir del pueblo trabajador. No es otra nuestra brega. Y la intención –que no es ilusoria, pretende y procura acción consecuente- seguramente es compartida por miles de integrantes de nuestro pueblo que se mantienen esperanzados en los mejores auspicios de un gobierno del FA. Más aún –y deseamos que así sea- si con su participación empujan a más democracia y más profunda, en todos los ámbitos en que les compete incidir.