sábado, 11 de septiembre de 2010

Crisis, Presupuesto y profundización democrática. (10 de Setiembre 2010)





“(…) se ha operado aquí un viraje desde la última gran crisis general. La forma aguda del proceso periódico con su ciclo de diez años que hasta entonces venía observándose parece haber cedido el puesto a una sucesión más bien crónica y larga de períodos relativamente cortos y tenues de mejoramiento de los negocios y de períodos relativamente largos de opresión sin solución alguna. (…) ¿estaremos tal vez en la fase preparatoria de un nuevo crack mundial de una vehemencia inaudita?” (…)“porque cada uno de los elementos con que se hace frente a la repetición de las antiguas crisis lleva dentro de sí el germen de una crisis futura mucho más violenta”. (Federico Engels, notas de 1885 a “El capital tomo III” CapXXX).


La crisis que viven los países capitalistas, expresada bajo diferentes formas (inmobiliaria, financiera) continúa inevitablemente su marcha pese a los intentos contradictorios de los gobiernos de frenarla o suavizar su impacto en los intereses del gran capital. Estamos asistiendo a la desocupación más alta de la historia de la humanidad: superan los de 210 millones las personas sin trabajo y entre ellas el 13 % son jóvenes. En particular la crisis ha hecho que el número de desocupados aumentara en 30 millones. El 80% de la población mundial carece de protección social por parte de los Estados, producto en gran medida del avance del neoliberalismo en los 90 del siglo XX. Los datos de los llamados países desarrollados son demostrativos de la profundidad de la crisis y de las dificultades que tienen internamente para llevar a cabo el paquete de «soluciones ». Mientras que hace un año los países del G-20 estaban de acuerdo en dar un estímulo a la economía a través de la inversión de un 2% del PBI mundial, la discusión hoy se plantea entre el estímulo o la contracción fiscal. El gigante del norte vive un endeudamiento que ya sobrepasa al que tenía al finalizar la segunda guerra mundial (19 % del PBI) y allí la desocupación crece en un 7.6 %. Los intentos de Obama de suministrar a esa economía 50.000 millones de dólares, en una lógica neokeynesiana, se encuentra con la oposición de los republicanos y según encuesta realizada a nivel de la población total, el rechazo se verifica en 6 de cada 10 norteamericanos. Está claro que esta discusión se tiñe de las disputas por cargos en la próxima elección; las encuestas anuncian que los demócratas perderán la mayoría parlamentaria. Pero más allá de tales motivos, el intento de medidas no sustituye la opción de la guerra como motor económico. En ese sentido, resaltamos que el retiro de tropas realizado, deja no obstante 50.000 soldados para reforzar la situación en Afganistán y al mismo tiempo mantiene a Irán en la mira. En Europa, la desocupación promedial trepa al 10 %. Aunque existen diferencias notorias entre los países europeos. Por un lado, en Alemania es menor al 7% y en el extremo opuesto, España, Grecia, Eslovenia, Eslovaquia, llegan al 20 % de desocupación. Aquí la solución que se ha buscado es la restricción del gasto público, a través de un tremendo ajuste fiscal y reducción de los salarios. Son medidas netamente neoliberales, en varios casos aplicadas por partidos de la socialdemocracia. Frente a ello hemos asistido a la movilización de las masas en Grecia y en esta semana en Francia un millón y medio de personas se manifestaron en contra del intento del gobierno de Sarkosy de elevar la edad de jubilación. En Asia la situación no es mejor. Parte del crecimiento chino se asienta en una enorme especulación inmobiliaria. Sólo en el primer trimestre del año los precios de los inmuebles han crecido un 70 %, para el gobierno chino el tema es cómo ir desinflando esta burbuja en forma lenta. Este último tema nos afecta directamente por el peso que ha adquirido el mercado chino para los productos latinoamericanos (creció un 21% en el último año), en detrimento del mercado de EEUU. Los datos de la economía mundial anuncian una etapa de crecimiento lento, con desocupación creciente y endeudamiento de los países del G-8. Son datos que nos alertan acerca de las medidas que se deben tomar para enfrentar los coletazos de esta situación. De ahí que resulta fundamental la discusión que ahora se abre en el Parlamento uruguayo sobre el Presupuesto Nacional. El proyecto enviado por el Poder Ejecutivo introduce aumentos importantes en comparación con el quinquenio anterior. Según los fundamentos y varias cifras, se adjudica prioridad a las áreas de seguridad, educación, vivienda, infraestructura y protección social. Desde luego, existen en el proyecto a discutir, insuficiencias y también contradicciones a superar en el debate parlamentario. Y como era previsible, la derecha ya está saliendo a criticar la inversión pública prevista, con el argumento de que no se están haciendo los ahorros necesarios para soportar los efectos de la crisis. Por el contrario, aseveramos que es imprescindible defender la inversión pública, incluso superándola por encima de otras variables, como una de las formas de absorción de trabajadores, aumento de sus ingresos y generación, en el proceso, de un mayor mercado interno. El Estado debe profundizar el fortalecimiento de su red de protección social sobre los sectores más vulnerables; atender a las necesidades básicas de la población (sus derechos humanos a los salarios y jubilaciones dignas, al trabajo, la vivienda, la salud, la educación). Para ello avanzar en la redistribución de la riqueza a través de un creciente papel del Estado en su carácter de promotor de la producción, y a la vez desde el combate de la especulación de capitales trasnacionales y también nacionales, contando con la población organizada que pueda participar plenamente. Cuando decimos «contando con» y «participar plenamente» queremos decir que se atiendan con seriedad las demandas justas y las contribuciones concretas que desde esos ámbitos se han venido haciendo y continúan haciéndose. Es indudable el peso del Presupuesto estatal en el desarrollo del país productivo con justicia social y profundización democrática. Pero no todo se reduce al marco del Presupuesto. Existen medidas de redistribución de la riqueza que se deben realizar en el quinquenio y trascienden la discusión presupuestal. Por ejemplo la elevación de la franja mínima del IRPF o empezar a discutir el gravar como corresponde a la renta diferencial de la tierra (sólo en los últimos 6 meses esa renta implicó para el sector mencionado una ganancia de 55 millones de dólares(1). A diferencia de lo que argumentan los representantes de las clases dominantes, en nuestro país se genera una enorme masa de riqueza que es necesario redistribuir. Éste es el objetivo principal a cumplir por nuestro gobierno estimulando una participación activa de los sectores populares que siempre han contribuido –y no pueden relegarse- al proyecto de un gobierno popular, nacional y democrático.

1) Se arrendaron unas 475.000 has a un precio promedio de 1160 U$S la hectárea.

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