viernes, 1 de octubre de 2010

90 años de historia y compromiso. (1º de Octubre 2010)




«No somos una secta ni un grupo escogido de conspiradores. Nacemos de la clase obrera y el pueblo, somos pues, hombres sencillos y alegres, amamos el pan y el vino, la alegría de vivir, las mujeres y los niños, la paz y la mano cordial del amigo, la guitarra y los cantos, las estrellas y las flores. No somos iracundos ni desarraigados, ni gente que pretende meter la vida en los zapatos estrechos de la ideología, como hacían con sus pies las antiguas mujeres chinas. Marx, nuestro maestro, recogió e hizo suya la frase de Terencio `Nada de lo humano me es ajeno´».

(Palabras de recibimiento de Rodney Arismendi al poeta y luchador comunista español Marcos Ana, que durante años aparecieron en los carnés de afiliados al PCU).


El avance de un pueblo en la construcción de su propia historia siempre genera algún tipo de respuesta de los sectores que quieren conservar su dominio sobre ese pueblo. Ejemplos hay a cientos y miles. Pero vayamos a algunos hoy día en nuestro país. La propuesta de eliminación de los efectos de la Ley de Caducidad que presentó la bancada del FA hizo que aparecieran públicamente los discursos de la doctrina de seguridad nacional. En una asamblea de las Fuerzas Armadas donde participaron integrantes de siete clubes y organizaciones sociales de retirados y activos, se acusó al gobierno nacional, presidido –según dijeronpor un «enemigo», de humillar a las Fuerzas Armadas y de tratar de «contar con fuerzas proclives al adversario». Desde luego rechazamos este discurso, improcedente desde el punto de vista constitucional, absolutamente antidemocrático y de claro contenido fascista. Tanto es así que desconoce que el Presidente de la República fue electo democráticamente por los uruguayos, y por si fuera poco ese desconocimiento, reivindica a los golpistas de las Fuerzas Armadas que sometieron al pueblo uruguayo a una dictadura de 11 años que tiene en su deshonroso haber muertes directas, desapariciones forzosas, exilios, clandestinidades impuestas y torturas tales que llevaron a situaciones irrecuperables de nobles patriotas, aberrantes conductas de las cuales algunos todavía viven sufriéndolas y otros han muerto como consecuencia de las mismas. Sin contar lo que también sufrieron muchos militantes clandestinos que resistieron y lograron enfrentar con dignidad la afrenta del fascismo desde su labor cotidiana en el país. ¡Ay, los políticos «tradicionales»! Más sutil es la táctica desarrollada por los representantes políticos de las clases dominantes durante este primer año de gestión del segundo gobierno del Frente Amplio. Sus acciones se despliegan en varios frentes con el claro objetivo de detener o deformar la profundización del programa del Frente Amplio. A través de sus líderes realizan un acercamiento discursivo al gobierno en lo que llaman «políticas de Estado», buscando insertar sus ideas en las definiciones de largo plazo. Las contradicciones se notan claramente cuando desde el Presupuesto se apunta a invertir en los sectores menos privilegiados y la oposición reclama que se deben hacer «ahorros». Ellos quieren que el espacio fiscal disponible se achique para así tener mayores reservas a las cuales poder recurrir en caso de que la crisis capitalista afecte sus intereses. Como forma de debilitar la base social del gobierno, caracterizan en forma continua a las organizaciones sociales y sus legítimos reclamos como «corporativistas». El argumento es que el Presidente que fue electo por la mayoría de la población no puede ser presionado por «grupos minoritarios». Y se refieren nada menos que a los sindicatos que según la historia que nos enorgullece reúnen a la inmensa mayoría de los trabajadores… ¿minorías???? Ellos quieren que nuestro gobierno asuma medidas represivas contra las formas de lucha de los trabajadores. Estos planteos provienen de los mismos que nos caracterizan como un «gobierno frenteamplista-corporativo» cuando desde el gobierno defendemos los derechos de los trabajadores. Sus continuas molestias por los resultados de las negociaciones colectivas los han llevado a hacer denuncias internacionales. Los uruguayos nos sentimos orgullosos y no es en vano, de tener una central de trabajadores con independencia de clase pero que no es prescindente de las acciones de los gobiernos. Desde siempre los trabajadores organizados se movilizaron contra las acciones que afectaban sus intereses sin dejar de hacer propuestas a los distintos gobiernos, tanto blancos como colorados o frenteamplistas. Que haya o no receptividad a las mismas sin duda es un tema de composición de clases. A nivel político partidario buscan generar un «chivo expiatorio»: el Partido Comunista. Intentan matrizar como verdad incuestionable que la acción del PCU es la respuesta a todos los males que le aquejan al gobierno, por su «dominio» del FA y los sindicatos. Esto no es más que la reedición del viejo argumento de que «la culpa la tienen los comunistas» (recordar a Peloduro es imprescindible), una falacia que nos ha acompañado desde la fundación del PCU. Las «bases de discusión del XXIX congreso» han recibido comentarios editoriales de la derecha. Les interesa resaltar nuestros análisis críticos de las gestiones de los gobiernos frenteamplistas y no nuestros reconocimientos a los profundos avances que se han realizado. Incluso hacen aparecer estas opiniones como si fueran «cuchilladas por la espalda» a nuestros compañeros. Los frenteamplistas –de mayor o menor trayectoria pero que nos conocen en la actividad militante- saben de nuestro profundo e histórico compromiso con la fuerza política y su programa. Las críticas insertas en las bases están planteadas en los organismos partidarios y recibirán tanto críticas como propuestas concretas. Sorprende que la semana pasada, varios medios le dieran tanta importancia a una caricatura del semanario. La caricatura política se basa en exagerar, en hacer una crítica irónica, en transgredir y nuestro país se ha caracterizado por tener excelentes humoristas gráficos que han llenado con su pluma los medios escritos (vaya si lo hacen a nuestra costa, y bienvenido el humor). Pero hacer de una caricatura un tema central de una supuesta crisis política obedece a falta de argumentos. Tal como lo demuestra el tratar de jugar «al teléfono descompuesto» entre el compañero Presidente y nosotros. Al decir de Arismendi «por ser profundamente uruguayos somos profundamente frenteamplistas». Estamos comprometidos hasta la médula con los destinos de nuestro pueblo y en esta semana en que en el Palacio Gastón Güelfi (Peñarol) festejamos nuestros 90 años de historia, recibimos los ataques de la derecha como un halago a nuestra concepción. Triste sería que nos preguntáramos «qué estarás haciendo viejo Bebel que hasta la derecha te aplaude». Son 90 años de historia y compromiso. Es un momento de festejo y compromiso; compartiremos con todos nuestros compañeros de militancia (comunistas, integrantes de la 1001, amigos frenteamplistas de todos los sectores y pueblo en general) la alegría de estar construyendo el cambio.